La Alhambra, complejo palaciego-fortaleza, se eleva majestuosamente sobre la ciudad andaluza de Granada. Fue construido durante el reinado de la última dinastía de emires musulmanes: los nazaríes. El complejo gigante, cuya construcción tuvo lugar en los siglos XIII-XIV, se encuentra en la colina Sabik. Incluye palacios, mezquitas, torres de vigilancia, baños, escuelas; la lista es interminable.
Alhambra es un ejemplo sorprendente del estilo morisco. Se puede acceder a la majestuosa fortaleza a través de las Puertas de la Justicia, y desde ellas ir a la Alcazaba, la ciudadela más antigua, cuya primera mención se encuentra en el siglo IX. Una de las torres de la Alcazaba (Patrulla), cuya altura es de 27 metros, ofrece unas pintorescas vistas de los alrededores. En general, hay muchas torres en la Alhambra, cada una de las cuales tiene un nombre inusual: Torre Rota, Torre Pollo o Torre de Cabezas.
Los palacios son una parte única de la Alhambra: el palacio de Carlos V, el palacio de Komares (la antigua residencia oficial del emir), el palacio de Lviv.
Casi cada centímetro de la Alhambra está cubierto de adornos, tallas, caligrafía y otros elementos decorativos. Este es el mérito de numerosos arquitectos que han trabajado en el aspecto de la Alhambra en diferentes siglos. Por ejemplo, la cúpula del Salón del Trono en el Palacio de Komare está cubierta con tallas decorativas, las más finas e increíblemente hermosas. Se pueden encontrar tallas en las paredes y numerosos arcos.
No muy lejos de la Alhambra se encuentra la residencia de verano de los gobernantes moros: el Generalife. Los edificios en sí son bastante modestos, pero están rodeados de exuberantes jardines con fuentes, patios, árboles frutales, caminos sinuosos y arcos. Se recomienda combinar una visita a la Alhambra con una visita al Generalife.