Al salir de viaje, todo el mundo quiere disfrutar de las ansiadas vacaciones y no pensar en nada. Sin embargo, no debe perder la vigilancia no solo en las estaciones de tren rusas, sino también al llegar a uno de los países europeos.
Los carteristas ocurren en el extranjero con tanta frecuencia como en su país de origen. Tanto aquí como allá hay gente emprendedora que está dispuesta a vender productos de “marca” a un extranjero a un precio ridículo. No es necesario hablar de la calidad y autenticidad de dicho producto. Además del robo y el hurto, un turista puede enfrentar un fraude implícito, que no puede probarse.
Los restaurantes y cafés europeos tienen un cargo por servicio que puede representar hasta el 15 por ciento del pedido. En algunos establecimientos, además de las tarifas de servicio, los visitantes deben dar propina (hasta el 10 por ciento del pedido). Así, se obtiene una cantidad impresionante. Para no pagar de más por el almuerzo, debe prestar atención al tipo de establecimiento y especificar de antemano cuánto tendrá que pagar.
Para no ser multado por viajar sin boleto, es imperativo encontrar un validador, que puede estar en el vehículo o en la plataforma. Se aplica una multa incluso por un boleto comprado pero sin marcar. En transporte público, se puede comprar un boleto en la máquina, pero no da cambio, por lo que es mejor comprar los boletos con anticipación en quioscos especiales o preparar el pago sin cambio.
Otra molestia que le espera a un turista ruso son las peticiones callejeras de un entorno favorable o una educación de calidad. La mayoría de las veces, bajo la apariencia de activistas políticos, los estafadores trabajan recolectando donaciones además de firmas. Para no caer en la trampa, debe negarse a firmar un documento cuestionable.