Marruecos es un país asombroso lleno de contrastes. Hay playas que brillan con oro y adornan las costas del Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, y picos montañosos blancos como la nieve que brillan deslumbrantes bajo el sol. El calor irradia del Sahara y las cascadas, los naranjos y los bosques de cedros dan frescura.
Agadir es un complejo con lujosas playas famosas por su arena dorada, bosques de eucaliptos, llamativo color verde esmeralda, clima suave y gente hospitalaria. La ciudad se conoce desde el siglo VIII a. C., cuando los fenicios establecieron sus asentamientos en su lugar. La propia Agadir fue fundada por los portugueses en 1505 y floreció gracias a sus productos: especias, aceites, dátiles, caña de azúcar y cera.
Agadir es rico en atracciones, una de las cuales es el Parque Nacional de Souss-Massa. Aquí se pueden ver jabalíes, mangostas, gacelas y flamencos. La ciudad tiene mezquitas, parques, bulevares, por los que es agradable pasear por las tardes, plazas pintorescas, así como las ruinas de una fortaleza del siglo XVI. No muy lejos de Agadir se encuentra la ciudad de Essouira, donde se puede ver cómo viven los bereberes.
Pero la gloria de Agadir la trajeron sus lujosas playas, donde se puede disfrutar del suave sol o practicar deportes activos. Puede alquilar un yate para ver la ciudad en todo su esplendor desde su lado blanco como la nieve. En Agadir se puede jugar al golf o al tenis, o se puede montar a caballo o en camello en los "barcos del desierto". Después de un día lleno de emociones, puedes relajarte en los centros de talasoterapia, o terminar el día en una de las discotecas o en la discoteca.
Los gourmets en Agadir podrán degustar los mariscos y pescados por los que esta ciudad portuaria es famosa, o puede darse un capricho con delicias árabes tradicionales: kebab o cuscús.
Los recuerdos de Agadir incluyen alfombras, joyas exquisitas, artículos de cuero, cerámica u obras de artesanos magistralmente elaboradas.